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martes, 31 de mayo de 2016

Diferencias entre oir y escuchar

“La profesora de una pequeña escuela se dio cuenta de que un alumno no estaba escuchando. Estaba muy perezoso, nervioso, inquieto. Así que le preguntó: “¿Por qué? ¿Tienes algún problema? ¿Tienes alguna dificultad? ¿Eres capaz de oírme?”.
El chico respondió: “Oír es fácil; escuchar es el problema”.

El hizo una distinción realmente sutil. Dijo: “Oír es fácil, la estoy oyendo; pero, escuchar es el problema”.

¿Cuál es la diferencia entre oír y escuchar?
Oír significa percibir con el sentido del oído las palabras que se hablan. Escuchar involucra otros cuatro sentidos para ayudarnos a entender las palabras que se dicen.
Cuando oímos lo hacemos con nuestro sistema auditivo. Cuando escuchamos otras funciones cognitivas entran en juego:
  • poner atención,
  • recordar,
  • pensar
  • y razonar.
Uno oye voces y sonidos.
Uno escucha mensajes.


Uno oye las palabras en un mensaje. Uno escucha las palabras de un mensaje más cualquier otra señal que complemente el mensaje.
Escuchar va más allá de oír las palabras que se hablan.
Escuchando significa pensar en el mensaje para entender de manera clara y completamente. Esto requiere oír las palabras, observar el tono de voz, el estado anímico, y cualquier otra señal que complemente el mensaje.

El oír es un proceso fisiológico y el escuchar es un proceso psicológico.
En términos fisiológicos el oír es un proceso donde las ondas de sonido entrar al oído externo, son transmitidas al tímpano, convertidas en vibraciones mecánicas en el oído medio, y luego cambiadas en el oído interno en impulsos nerviosos que viajan al cerebro.
Para oír no hace falta prestar atención profunda e internamente a la comunicación, sino simplemente captar una sucesión de sonidos, de meras palabras.

Para oír es suficiente un oído sano y un sonido perceptible, para escuchar se necesita la intención de hacerlo. Por tanto, la acción de escuchar es voluntaria e implica intencionalidad por parte del sujeto, a diferencia de oír, que significa, sin más, ‘percibir por el oído [un sonido]

El proceso psicológico de escuchar comienza cuando la atención y la conciencia de sonidos y patrones del habla proceden a través de la identificación y el reconocimiento de señales específicas auditivas terminando en la comprensión.
Escuchar supone callarse. Un callarse que va más allá del no decir nada, porque implica estar atento con todo nuestro ser.

Escuchar no es simplemente estar callado. Escuchar es la capacidad de recibir, atender, interpretar y responder a los mensajes verbales y otras expresiones, tales como el lenguaje corporal. Significa entender, comprender y dar sentido a lo que se oye.
“Saber escuchar” no es lo mismo que escuchar. Es un arte que no lo alcanza cualquiera ni se logra sin esfuerzo. Saber escuchar es escuchar empapados de silencio y de sosiego interno.
El saber escuchar, es decir, prestar atención más allá de solamente percibir palabras y sonidos, es la habilidad más importante que puede uno aprender para ser más efectivo y sostener relaciones estrechas y significativas.
El aprender a escuchar es algo que cualquiera puede aprender con un poquito de esfuerzo y tiempo.

La cumbia matemática: letra

hey teacher vos que me la vendes
como ciencia exacta decime cuanto da cero divido cero

es para vos Arquimides careta
que usabas letras griegas como gama alfa y beta

siempre tene a mano los ejes cartesianos
un numero complejo se encuantra en el plano

mas por mas mas
menos por mas menos
menos por menos mas
y vos sos un gil si no lo bailas

pi pi pi 3,14

esta cumbia matematica
es un poco pragmatica
baila el ángulo adyacente 

con los opuestos por el vértice...

Resta y división 
suma y multiplicación

de la aritmética 
son el corazón...

Pitágoras vos nunca te quedas quieto 

Saltás de la mano de Tales de Mileto 

Con la geometría se mueve mi tía 

Y con Galileo bailan los más reos...

Si querés emociones, sumáte unas fracciones 

si querés moverte al ritmo, empleá los logaritmos

si querés ser prudente, calculá la tangente 

y si querés pasarla mal, dividí con decimal...

Un ángulo agudo, es ménos de 90,

90 perfecto, ángulo recto

el obtuso se zarpa, es más de 90,

es ángulo llano, si tiene 180, 

si es ángulo completo... pintó un 360...

Existen lo pares, también los impares

Están los reales y los naturales

Tenés los racionales y los irracionales 

Están los enteros y también está el cero...

Si querés emociones, sumáte unas fracciones

si querés moverte al ritmo, empleá los logaritmos

si querés ser prudente, calculá la tangente

y si querés pasarla mal, dividí con decimal...

Comprate un libro de tapia por que ya nos dimos cuenta
que el ifinito es un ocho acostado gil

La Cumbia Matemática: Video






Pintura: El Bosco

Sigue este enlace y podrás ver más pinturas de este autor genial:

http://elpais.com/especiales/2016/el-bosco/el-autor.html#bestiario


martes, 24 de mayo de 2016

20 Estrategias Para Dejar de Procrastinar (dejar todo para el último día)

  1. Utiliza la Regla de los Dos Minutos. La Regla de los Dos Minutos tiene su origen en GTD y dice que si estás planificando una acción que se puede hacer en menos de dos minutos, no la planifiques; hazla. Puedes extender ese tiempo a 5 ó 10 minutos. Si haces de esta regla un hábito, habrá una multitud de tareas que no vas a tener la oportunidad de posponer.
  2. Da un pequeño primer paso. Si temes a una tarea por el motivo que sea, plantéate trabajar solo 5 minutos y dejarlo. Cuando empiezas a trabajar el miedo se desvanece y coges inercia para continuar y terminar el trabajo. Al dar el primer paso vences esa resistencia y empiezas a ver de otra manera cosas que antes te parecían imposibles. Deja de pensar y hazlo.
  3. Las rutinas ayudan. Si conviertes la tareas repetitivas y aburridas en rutinas, terminarás haciéndolas sin apenas esfuerzo. Las rutinas son hábitos o costumbres que haces de forma casi inconsciente y simplifican tu vida.
  4. Toma decisiones. Muchas veces vas aplazando una tarea inconscientemente, simplemente porque no te paras a pensar en ella. Dedica un par de minutos para aclarar qué significa realmente esa tarea y toma una decisión al respecto. Puede que decidas demorarla de una manera racional, en cuyo caso no estás procrastinando y no te sentirás mal por ello.
  5. Haz un seguimiento de tu tiempo. Anota en algún sitio qué tareas realizas cada día y cuanto tiempo has dedicado a cada una. Al anotar tu tiempo creas un compromiso interno que te hace ser más responsable con respecto a cómo lo utilizas.
  6. Aprende a decir no. Apuesto a que muchas de las tareas que pospones son compromisos que te has buscado por no saber decir que no.
  7. No tengas miedo a abandonar. Puede que no sea el momento de hacer algo. A veces creemos que tenemos que hacer algo simplemente porque lo hemos empezado. Si el tiempo hace que ese proyecto ya no tenga tanto sentido o no sea lo suficientemente importante, simplemente déjalo y haz otras cosas. Esperar no significa procrastinar.
  8. Gestiona tu energía, no tu tiempo. Es importante que trabajes en tus mejores momentos. Si estás agotado o de mal humor, tus probabilidades de procrastinar aumentan considerablemente. Para tener una mejor actitud, descansa lo suficiente, controla tu nutrición y haz ejercicio.
  9. Utiliza la estrategia de Seinfeld. Jerry Seinfeld, actor y cómico, utiliza esa estrategia para no dejar de escribir chistes cada día. Si tienes que hacer una tarea todos los días, coge un calendario y marca con una X cada día que lo haces. El objetivo es no romper la cadena de equis en el calendario.
  10. Divide el trabajo en tareas pequeñas y concretas. Un proyecto grande y complejo puede resultar abrumador. Al dividirlo en pequeñas tareas consigues ver claro el camino y la resistencia a enfrentarte a él disminuye.
  11. Establece una recompensa para cuando termines esa tarea que se resiste. Motívate pensando en lo que harás después de hacerla—algo que realmente te apetezca, te relaje y no suponga ningún esfuerzo. Define tus propios incentivos.
  12. Haz que sea divertido. Si se trata de una tarea aburrida, busca maneras de hacerla divertida. Juegos, estrategia Seinfield, técnica Pomodoro, recompensas en cada avance, etc.
  13. Hazlo público. Si se trata de un reto importante, hazlo público. Habla de ello con tu familia y con tus amigos, públicalo en tus redes sociales, en tu blog… Te sentirás responsable y comprometido, y te costará aplazar el trabajo.
  14. Utiliza las palabras adecuadas. Expresa las acciones de forma clara, concisa y motivadora. Las palabras importan cuando te enfrentas a una nueva tarea.
  15. Utiliza una lista de tareas corta. Un lista larga puede arruinar tu sensación de control y convertirse en una fuente de estrés y frustración. Cuanto más corta sea tu lista de próximas acciones, más fácil te resultará estar focalizado en lo que de verdad tienes que hacer.
  16. Utiliza herramientas que te gusten. No quieras hacerlo todo con una hoja de papel y un lápiz. Utilizar cosas atractivas puede ayudarte a empezar con más ganas una determinada tarea.
  17. Revisa regularmente tus objetivos. Si una tarea es complicada, incierta o aburrida, pero es importante para lograr un objetivo, tener siempre presente esa meta debería ayudarte a no procrastinar.
  18. Trabaja tus hábitos. Si te conoces a ti mismo y averiguas por qué aplazas constantemente cierto tipo de tareas, podrás cambiar tus hábitos y encaminarlos hacia una menor procrastinación y una mayor productividad.
  19. Evita las distracciones. Cuantas más tentaciones tengas para hacer otra cosa en vez de lo que tienes que hacer, más fácil será procrastinar. Mantén el móvil, las notificaciones y el acceso a internet desconectados cuando te dispongas a afrontar tareas complicadas.
  20. ¿Tienes un sistema? Si tienes un sistema de productividad personal como GTD, será más fácil que tengas claro qué tienes que hacer y por qué no debes aplazarlo.
 Fuente: https://facilethings.com/blog/es/how-not-to-procrastinate

miércoles, 11 de mayo de 2016

Targeta roja a la homofobia

http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/institucion/la-onu-saca-la-tarjeta-roja-a-la-homofobia-la-bifobia-y-la-transfobia-hacia-ninos-y-jovenes_6H69zv5bNAqjMrq5bw3aV2/